Por Odile Cisneros
La historia de los contactos literarios entre Brasil y España es escueta, aunque el intercambio aumenta y consolida a partir del periodo de la posguerra, cuando antologías de poetas brasileños empiezan a surgir en España. En ese periodo también, el poeta pernambucano João Cabral de Melo Neto vivió en España y muchas de sus obras se inspiraron en la cultura española. En 1968 el poeta y traductor Ángel Crespo, director de la Revista de Cultura Brasileña publicó la traducción de la novela de Guimarães Rosa, Gran sertón: veredas. En los años 50 y 60, artistas españoles como Julio Plaza emigraron a Brasil y ahí colaboraron con poetas/artistas brasileños como Augusto de Campos. Así, se intensificaron los contactos entre movimientos de vanguardia en ambos países. En este panorama encontramos también la coincidencia entre escrituras de vanguardia como la innovadora prosa poética Galáxias de Haroldo de Campos y la novela experimental Larva de Julián Ríos. Publicadas en forma de libro con solo un año de diferencia – Galáxias en 1984 y Larva en 1983 –, estas obras sorprenden por los paralelos que exhiben en sus concepciones como “omnilibros” babélicos y proliferantes así como en sus técnicas literarias. Esto no es coincidencia solamente, ya que Campos y Ríos fueron interlocutores a partir de los años 70. Campos también dedicó estudios críticos a la obra de Ríos (en el volumen colectivo “Palavras para larva”). En este breve ensayo se explorarán los paralelos entre estas obras clave en el contexto de la vanguardia y el posmodernismo iberoamericano.
Max Hidalgo Nácher, el estudioso que más ha explorado la obra de Julián Ríos, no duda en señalar la importancia que las redes literarias transatlánticas de la vanaguardia que se establecieron en la década de los 70 y los 80, tuvieron para el desarrollo de una obra tan sui géneris como la de Julián Ríos. Como escribe en un dossier de homenaje a Ríos, publicado en 2021 y que celebraba también la redición de Larva a 37 años después de su primera publicación (en 2021), hay una “constelación de escritores con los que [Ríos] dialoga y construye una comunidad” y entre ellos cabe destacar “a Juan Goytisolo, Octavio Paz, Cabrera Infante, Julio Cortázar, Severo Sarduy o Haroldo de Campos.” Hidalgo también apunta que la predominancia de escritores latinoamericanos no es casual, y atestigua la importancia de ese contexto para el proyecto de Ríos. Cabe señalar que la obra de Ríos tiene más en común con esos escritores que con los escritores españoles de su época. Yo me centraré en su conexión con el contexto brasileño, principalmente con Haroldo de Campos y la comparación de sus obras.
Pero antes de seguir por ese camino, un poco sobre Julián Ríos. Ríos es un escritor gallego (en lengua castellana) nacido en Vigo en 1941. Sus primeras publicaciones fueron dos obras en coautoría con Octavio Paz, Solo a dos voces (1973) y Teatro de signos (1974), ambas publicadas en España, una en la editorial Lumen y la otra en la editorial Fundamentos, que él dirigía. Teatro de signos es una especie de collage de citas de la obra de Paz seleccionadas y organizadas por Ríos. Como escribe Ríos en el texto introductorio, Teatro de signos es un “libro libre en el que el lector puede partir, repartir e incorporar las diferentes partes del cuerpo textual.” Ríos declara que la lectura esperada del lector es “generativa” como una “actividad lúdica (play, en todos los sentidos de la palabra, sobro todo el erótico).” Enfatizando aún más el aspecto performativo y festivo del lenguaje, Ríos apunta que el texto “aspira a ser juego, fiesta, (1) festín del corpus escrito, teatralización del lenguaje). Autor/lector penélopes tramando destramando la odisea del texto: ambas figuras entre las figuras del lenguaje”.
Esta referencia a la Odisea e implícitamente a Ulises no es casual. Tanto esa alusión cuanto el método que describe apuntan hacia uno de los grandes innovadores del lenguaje en el siglo veinte y la inspiración directa de Ríos, el escritor irlandés James Joyce. Y aunque “Teatro de Signos” no es técnicamente joyceano, Larva su siguiente obra que ahora nos ocupa, es tal vez lo más cercana al irreprimible juego del lenguaje (de los lenguajes) que existe en lengua castellana.
Larva: Babel de una noche de San Juan la novela que puede ser considerada su magnum opus, es un texto de más de 600 páginas, que de manera abierta retoma el mito del Don Juan español, en el contexto lúdico e imaginario de una noche de carnaval con máscaras en una mansión de Londres. Más adelante citaré el concepto de la novela por el propio autor. Aunque Ríos publicó Larva en 1983, una década después de las obras en colaboración con Paz, ya habían aparecido fragmentos en la revista Espiral, editada por Fundamentos y dirigida por Ríos desde los años 70. En esa revista, Ríos publicó a autores de vanguardia y experimentales como: Juan Goytisolo, Severo Sarduy, y Augusto y Haroldo de Campos, estos últimos poetas fundadores del movimiento de la poesía concreta en Brasil en los años 50.
Haroldo y Augusto, junto con su colega, Décio Pignatari, fundaron la revista Noigandres en 1958 y comenzaron a publicar textos de poesía visual, conceptual, y sonora que denominaron poesía concreta. El manifiesto “plano piloto para poesia concreta,” también de 1958, declaraba el fin del ciclo histórico del verso y abogaba por el uso del espacio como agente estructurante. También ubicaba entre los precursores y modelos a Joyce: “joyce (ulysses e finnegans wake): palavra-ideograma; interpenetração orgânica de tempo e espaço”. El objetivo era enfatizar los aspectos “verbivocovisuales” del lenguaje.
Aunque la poesía concreta revolucionó la poesía en Brasil en la década de 50 y 60, ya para mediados de los 60, la obra de Haroldo comenzó a evolucionar en otra dirección. Abandonando parcialmente la economía textual de la poesía concreta, Haroldo se embarcó en la producción de una prosa poética (proesia) que llamó a la manera de Joyce work in progress. Esta obra, escrita de 1963-1976, comenzó a publicarse parcialmente en los años 70 y finalmente salió en forma de libro en 1984 bajo el título Galáxias.
Como mencioné arriba, Galáxias y Larva son casi contemporáneas en su publicación en libro y comparten, ya de entrada, la vocación joyceana, por lo cual la comparación resulta tentadora. Y ciertamente hay pasajes donde es casi imposible pensar que Ríos no hubiera leído a Haroldo (o viceversa). Pasemos entonces a algunos breves puntos de comparación de manera global. Me centraré aquí en la estructura general de cada libro, las estrategias de lecturas implícitas, el asunto de la narrativa y cuestiones estilísticas y del multilingüismo.
Comenzando por la estructura, podemos señalar que ambas son obras que, a pesar de su irreverencia a las convenciones del lenguaje (lo veremos en un par de pasajes), se estructuran de manera muy regular y formalmente estricta: Larva, es un libro donde cada página del lado derecho (página impar) presenta el texto principal, mientras que la página par opuesta al texto principal son notas al texto principal. Esas mismas notas a veces remiten a otras notas en otras páginas. El texto de más de 600 páginas está compuesto por 5 Capítulos numerados en romanos: I. A coger el trébol, II. Cantor los Números Cantan, III. El Holandés Errante, IV.Algarabía, V. Apagar y vámonos (este con sendas sub partes: Arcanos, Variedades, Sombra, Corrido y Black out). A esos capítulos se suman Notas de la Almohada, “Album de Babelle” (uno de los personajes) con un mapa fotografías de Londres, donde se desarrolla la “acción.” También contiene un índice de nombres al final. El texto principal está en fuente mayor que las notas en la página opuesta y está escrito con una sintaxis y puntuación regular, aunque alternan párrafos cortos y frases sueltas.
Galáxias, por su parte, es un libro formado por 50 partes que Haroldo llamó “fragmentos”, sin longitud fija, pero compuestos de unas 40 líneas de “verso” (grandes versículos) no rimados. Aunque aparenta ser una prosa corrida, el quiebre de línea es significativo (esto se ve porque muchas veces Haroldo hace uso del encabalgamiento). Los 50 fragmentos están impresos en la página impar, mientras que el reverso (la página par), está en blanco como una especie de “respiro” para el lector al terminar la lectura del fragmento. Los versículos están escritos todos en minúscula redonda, aunque el primer y el último fragmento (que Haroldo llamó, en su caso, “formantes”) están en cursiva. No hay puntuación.
Antes de pasar a las estrategias de lectura, vale la pena recordar cómo ambos autores caracterizan sus obras. Así define Ríos en la solapa del libro el proyecto de Larva:
Solapado Lector: Por si ha de ser Babel de una noche de San Juan uno de tantos libros que conocerás sólo de solapas afuera, me precipito a blindar-te, ya que no hay tiempo ni espacio que perder, un listín quintaesenciado de lo que, inter alia, encierra tal Babel nocturna: 600 páginas con abundantes iluistraciones dentro y fuera de texto. La larva – máscara y fantasma – de Don Juan en su fiesta, en el enredo de una noche escura de San Juan. Las andanzas y experdiciones por Londres de los atolondrados que se toman por personajes de novela e intentan meterse en la piel de sus dobles, “Babelle” y “Milalias”, que inventaron para prolongar la vida en la ficción – y viceversa. Los trances de estos dos amantes, aquejados de una sanchijotesca folía a dos: escrevivir peligrosamente, que se aventuran por los vericuentos escabriosos de un boscoso jardín y los recovecos y rinconetes más recónditos de una casa de trócame roque, a orillas del Tamésis, durante las mil y una noches de un noche. Los vaivenes de Don Juan y la Bella Durmiente – la mujer de sus sueños – en esta noche de verano. Las voltas e revueltas del tenorio al delredor de la novia, eterna, rondándola de rondó en el carnavals ensortijado de un orbilivro. Los avatares y aventuras de un proteico vividor siempre al día que bramará en sus aproteosis postrera: YO SOY O EL QUE ES HOY! Una velada novelada que cuenta con la asistencia masiva de los grandes héroes del mito y la literatura. Una muchedumbre nutrida de personajillos que podría sustentar a una docena de comedietas y dar pábulo a toda clase de críticas. Una juerga de jergas y lenguajes que se confunden promiscuamente con el castollano para dejarlo cada vez más ancho y aquijotado. Un concierto rock que acaba en desconcierto rocambolesco. Drogas, pornografías y terroritmos de un party insano. Un calidoscopio de copiosas visiones larvariopintas que se metamorfosean en Imago Mundi. La busca del trébol mágico. La última escena fría de Don Juan y el Comendador. El encuentro asombroso de Fausto y Don Juan, en la novelucha libre. El extraño caso del Dr Freud y Mr. Joyce referido ventrilocuazmente en un espectráculo de variedades. Una algarabía aljamiada en españole. Un harén de agarenas del desierto que van cubriendo con movimientos sandungueros a un beduino camaleónico. Un corro de brujas babelicosas que hablan de corrido en castrellano. Una comedia de capa e espadón. Un tormentón de rayos y truhanes, con gran arparato eléctrico. El libro de los números, circenses y musicales, por partida doble. Romances de ciegos (vid. pág. 547) y señales (vid .pág. 546), acnécdotas, punto por punto, borrones y contos nuevos, etc. (vid. pág. 367), etc.
Haroldo por su cuenta, dice en una nota al final del libro:
Audiotexto, videotextogame, as galáxias se situam na frontera entre prosa e poesía. Há neste libro caleidoscópico um gesto épico, narrativo – miniestórias que se articulam e se dissipam com o “suspense” de uma novela policial (Anatol Rosenfeld); mas a imagem acaba por prevalecer, a visão, a vocação para o epifânico. Nesse sentido, o polo poético termina por se impor ao projeto, e o resultado são cinquenta “cantos galáticos”, num total de mais de 2.000 versículos (cerca de 40 por página). Este livro permutável tem, como vértebra semántica, um tema sempre recorrente e variado ao longo de todo ele: a viagem como livro e o livro como viagem (embora – e por isso mesmo – não se trate exatamente de um “livro de viagem”…).
A diferencia de Larva que es una historia con personajes y trama que continua a lo largo de las 600 páginas, cada Cada “galáxia” es un texto independiente que cuenta una mini historia. Esto es interesante porque ambos textos, a pesar de sus semejanzas, provocan o permiten estrategias de lectura diferentes. En su numeración y supuesta trama, Larva invita a una lectura “secuencial” aunque una vez que comienza la lectura, el verdadero personaje es en lenguaje, y la verdadera trama son sus transformaciones y metamorfosis, por lo cual, Ríos mismo ha dicho que puede leerse de diversas maneras, no necesariamente en secuencia. Galáxias también tiene esa posibilidad de lectura al azar, ya que, a pesar de que el primer y el último formante indican un comienzo y fin, esos mismos son negados en tales formantes a favor de la idea de una lectura circular infinita o simplemente aleatoria.
Otra semejanza y en la cual no puedo por razones de tiempo ahondar, es el multilingüismo y juegos de palabras en varios idiomas que desafían las fronteras de la lengua, de las lenguas. Paralelo a esto es la proliferación de alusiones literarias y artísticas, algunas evidentes otras más oscuras. En el caso de Galáxias, Haroldo procura orientar al lector con notas al final del texto. Las notas de Larva, son, por el contrario un intento de desvío creativo. Ambas son obras exigentes para cualquier lector, inclusive el lector iniciado y profesional.
A modo de conclusión quiero apenas resaltar la importancia de las redes artísticas y literarias de la vanguardia de la posguerra, que promovieron un diálogo productivo entre artistas en contextos alejados pero que partir de fuentes semejantes de la vanguardia histórica (en este caso Joyce), llevaron a cabo obras ambiciosas y desafiantes. Queda a nosotros explorar más a fondo sus extraordinarias obras y sus paralelos.
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* Odile Cisneros é professora associada do Departamento de Línguas Modernas e Estudos Culturais da Universidade de Alberta, em Edmonton, Alberta, Canadá. Com Richard Young, publicou Historical Dictionary of Latin American Literature and Theater (2011).
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